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30/05/16

¿Qué no debemos guardar en nuestro guardamuebles?

En repetidas ocasiones hemos hablado de qué podremos guardar en nuestro guardamuebles y qué razones nos llevan a guardar nuestros enseres en un guardamuebles. Hoy cambiamos totalmente el punto de vista para pensar en qué no debemos guardar en nuestro guardamuebles, precisamente pensando en la seguridad de lo que ya ha guardado en nuestro guardamuebles o en lo que guardaremos en un futuro.

Cuando nos proponemos a almacenar nuestros enseres no podemos hacerlo sin pensar qué cosas podrían ser peligrosas para el resto de muebles y objetos. Una de las principales recomendaciones que Grupo Cariño hace a sus clientes a la hora de utilizar nuestro servicio de guardamuebles es que se abstengan de almacenar líquidos y más cuando estos líquidos son corrosivos. Los líquidos en general pueden derramarse y provocar desperfectos en otros muebles o enseres, pero además en muchas ocasiones generan humedad que dañaría la madera de tus muebles. Si se trata además de líquidos corrosivos, como productos de limpieza o productos relacionados con la pintura, no solo generarán esta preocupante humedad sino que además podrán dejar inservibles algunos de tus enseres.

Qué no debemos guardar

Por otro lado, otra de las recomendaciones más comunes que se hace a la hora de pensar en qué no se debe guardar en nuestro guardamuebles gira en torno a ciertos aparatos electrónicos que utilizan pilas. Las pilas con el tiempo se desgastan e incluso la carcasa exterior se puede deteriorar y estas verter el contenido que tienen dentro provocando daños tanto en el aparato electrónico como en otros enseres, de ahí que resulte conveniente sacarlas antes de guardar el aparato en cuestión.

La comida y alimentos, suele ser algo obvio que se ha de tener siempre en cuenta a la hora de no pensar en almacenarlo en un guardamuebles. Al fin y al cabo, la idea de un guardamuebles es que nuestras posesiones se encuentren en él durante un largo período de tiempo.

Por último, en la mayoría de ocasiones no es recomendable almacenar productos inflamables, porque aunque estos no tengan porque prenderse ni explotar, en muchas ocasiones presentan un peligro relativamente evitable simplemente obviando la posibilidad de almacenarlos.